Jaime Pacheco Cabezas / Iridólogo – Naturópata Universidad de Aconcagua
El hígado tiene más de 500 funciones: sintetiza enzimas y proteínas además de otras sustancias. Quizás la función más importante sea la producción de bilis, que ayuda a la descomposición de las grasas. Los azúcares no usados para producir energía inmediata son convertidos en glicógeno en el hígado, que luego se convertirá nuevamente en azúcar para producir energía. El exceso de alimentos como el azúcar, los hidratos de carbono, los alimentos industrializados, y el exceso de fructosa (azúcar de las frutas, etc.), son transformados en grasa.
Se denomina hígado graso a la acumulación excesiva de grasa (triglicéridos) en el interior de las células hepáticas y está relacionado con la obesidad. El 20% de las personas adultas y el 5% de niños en el mundo lo padecen.
Cabe destacar que hay dos tipos de hígado graso: hígado graso alcohólico (esteatosis hepática alcohólica), por consumo excesivo de alcohol, que puede provocar hepatitis alcohólica y cirrosis, e hígado graso no alcohólico (esteatosis hepática no alcohólica).
Los principales factores de riesgo de hígado graso son:
- Consumo excesivo de carbohidratos, alcohol y fructosa.
- Concentraciones anormales de grasa en la sangre.
- Resistencia a la insulina o diabetes 2.
- Sobrepeso u obesidad.
Diagnóstico
El adecuado diagnóstico usa analíticas convencionales, que incluyen indicadores hepáticos de alteraciones enzimáticas, de proteínas y otras sustancias, en ocasiones una ecografía y evaluación a través de biorresonancia magnética.
Síntomas
Los síntomas de un hígado graso son:
- Bazo agrandado.
- Color amarillento en la piel y en los ojos (ictericia).
- Hinchazón abdominal (ascitis) y malestar.
- Palmas rojas y vasos sanguíneos dilatados.
Cuidado personal
- Evitar los carbohidratos (bollería, alcohol, azúcar en general).
- Hacer ejercicio físico.
- Incluir alimentos que beneficien la pérdida de grasa hepática.
- Reemplazar las grasas hidrogenadas y trans por monoinsaturadas ( aceite de oliva).
- Priorizar las carnes blancas (pollo, pavo, pescado).
- Eliminar los embutidos y leche entera.
- Evitar el exceso de sal de mesa (retención de líquidos y el aumento de peso).
Es recomendable consumir:
- Coenzima Q10 (Protector hepático. Proporciona oxígeno al hígado).
- Lecitina granulada (Evita que la grasa se acumule en el hígado).
- Cardo mariano (silimarina) el mayor protector y regenerador hepático.
- Vitamina B1, B6 y B12 (Reparación de tejidos).
- Semillas de chía (Fuente de omega 3 vegetal, que ayuda a reparar el hígado).
Jugos que favorecen el hígado
- Jugo de berros (3 a 5 cucharadas 4 veces al día).
- Jugo de naranja y jengibre (desintoxica el hígado).
Referencias bibliográficas: James F Balch & Phyllis A. Balch, y otros.